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_41038157_einstein4Ya hemos tratado aquí en otras oportunidades lo que representaba para Einstein Dios y la religión. Del blog «Historia Divertida» tomo esta interesante entrevista que le hiciera la BBC a Gerald Holton, profesor de física y de historia de la ciencia de la Universidad de Harvard.

La de Einstein era una «religión cósmica», afirma Holton en su trabajo «El tercer paraíso de Einstein». Holton señala que el físico pasó de un período religioso a otro científico y finalmente a una visión del cosmos que conjugaba a ambos.

Holton tuvo un acceso único a los textos de Einstein, ya que fue designado curador de sus documentos, con el objetivo de ponerlos a disposición de la investigación científica.

El profesor Holton explicó a BBC Mundo en qué consiste el «tercer paraíso» de Albert Einstein.

Einstein hablaba mucho sobre Dios. ¿Cree Usted que creía en Dios?

Definitivamente sí. Pero debemos recordar que así como inventó su física y su estilo de vida, también inventó su religión.

Era el Dios de Spinoza, que introdujo la racionalidad en el mundo, de modo que la Naturaleza y Dios se identifican.

¿Cómo llegó Einstein a esta idea?

Esto fue resultado de un proceso. Cuando niño, recibió instrucción religiosa en la escuela a la que lo mandaron sus padres, que era católica. Pero en casa recibió también instrucción en el judaísmo.

Luego dejó de un lado este aspecto religioso, y se dedicó del todo a la ciencia. Y fue sólo bastante después en su vida, alrededor de 1929, cuando vio tanto antisemitismo, que volvió a preocuparse del tema.

En uno de sus textos (…) vemos no sólo que ha estado leyendo a Spinoza, sino un eco de lo que Spinoza escribió en el siglo XVII sobre ética, un libro que Einstein leyó y releyó muchas veces.

En ese libro Spinoza usó a Euclides como modelo, es decir, usa algunas afirmaciones como axiomas, «Dios existe», «la naturaleza existe», entonces, ¿cuál es la relación entre ellos?

Y luego extrae como conclusión que existe una forma de llegar a Dios a través de la naturaleza. Ahí está la conexión entre ambos y eso es lo que Einstein llamó su religión cósmica.

¿En qué consistía esa nueva visión de la religión?

Creía que la religión en el pasado respondía al miedo y en nuestros días a consideraciones éticas, con la idea de un Dios personal que nos atiende a cado uno de nosotros.

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090528154950_sp_soup_corbis_226x283Todos somos capaces de «escuchar» formas y tamaños y quizás hasta de «saborear» sonidos, indica un grupo de científicos de la Universidad de Oxford, en Inglaterra.

La mezcla de experiencias sensoriales, mejor conocida como sinestesia, influye en nuestra percepción y nos ayuda a comprender sensaciones que se producen simultáneamente, señalaron los investigadores.

La sinestesia en sí misma es una rara e inusual condición que afecta a menos del 1% de la población.

Se puede manifestar de diferentes maneras. Algunas personas pueden «ver sonidos», que también les provocan ver colores.

Otros individuos podrían percibir colores mientras leen palabras escritas con negro en una superficie blanca.

Pero, de acuerdo con Charles Spence, profesor de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford, todos somos capaces de manifestar sinestesia.

Oyendo formas

En los experimentos realizados por Spence y sus colegas participaron 12 voluntarios, a quienes se les hizo ver una imagen que destellaba en una pantalla y escuchar un tono.

Tanto el sonido como la imagen se produjeron casi al mismo tiempo.

Se trataba de dos tipos de imágenes: un punto negro grande y otro pequeño o una figura con terminaciones angulosas y otra con terminaciones redondas.

Los puntos grandes y las formas redondas fueron asociados con sonidos de baja frecuencia.

«Las personas son mejores discriminando qué se produce primero cuando el sonido y la figura no se combinan», explicó Spence.

«Cuando el sonido y la imagen no se produjeron simultáneamente, la gente encontró más sencillo mantenerlos separados», dijo. «Ante una asociación compatible -un punto pequeño y un sonido de frecuencia alta-, el cerebro de los participantes tendió a unirlos más estrechamente».

El equipo de científicos también estudió el «reconocimiento espacial» de los voluntarios.

Los sonidos se emitieron tanto a la derecha como a la izquierda de la imagen y se descubrió que para la gente era más fácil determinar de qué lado provenía el sonido si no coincidía con la imagen.

Todo indica que nuestro cerebro podría usar las asociaciones de la sinestesia -señaló el profesor Spence- «para combinar los diferentes estímulos sensoriales que llegan a nuestros receptores al mismo tiempo.

«Si hay muchas experiencias visuales al mismo tiempo, por ejemplo, si estoy en una fiesta muy ruidosa ¿cómo sé a qué rostro corresponde cada voz?», indicó el científico.

Le hemos dado a la gente platos de comida y le hemos hecho preguntas sobre ellos, incluyendo ¿es esta comida «bouba» o «kiki»? ¿es una «maluma» o una «takete»? 

«Podemos hacer encajar imágenes y sonidos que provienen de la misma posición o que ocurren al mismo tiempo, pero hay problemas con ello».

«Si se piensa en un trueno y en un relámpago, el sonido del trueno y la luz del relámpago se producen por separado».

«Y si movemos nuestra cabeza, pero no nuestros ojos, o movemos nuestros ojos y no nuestra cabeza, eso provocará una incongruencia entre nuestros oídos y nuestros ojos, entre nuestra audición y nuestra visión».

«Esta relación de sinestesia es un tercer elemento que nuestro cerebro puede usar», señaló Spence.

La idea de que una palabra en particular «suena» aguda o suave, no es nueva. Pero, es la primera vez que se demuestra que afecta directamente la percepción de personas que no manifiestan sinestesia.

Comiendo palabras

Algo que todas las personas que experimentan sinestesia tienen en común es que tonos o palabras siempre provocarán los mismos colores y sabores.

Spence cree que puede usar esta relación para realzar nuestro sentido del gusto.

El concepto de palabras que tienen un sonido agudo o suave lo introdujo, en 1929, el psicólogo estonio Wolfgang Kohler, quien diseñó un experimento en el que les preguntaba a los participantes que escogieran cuál de dos figuras era llamada «bouba» y cuál era llamada «kiki».

La mayoría dijo que kiki era la figura angulosa y de color naranja y bouba era la que tenía forma redonda y color púrpura.

El profesor Spence considera que este extraño lenguaje puede influir nuestras papilas gustativas, por eso, en su trabajo con el reconocido chef Heston Blumenthal, el científico está intentando combinar directamente la experiencia de un auditorio con un platillo de comida.

«Le hemos dado a la gente platos de comida y le hemos hecho preguntas sobre ellos, incluyendo ¿es esta comida «bouba» o «kiki»? ¿es una «maluma» o una «takete»?, le dijo Spence a la BBC.

Dos de los mejores ejemplos, señaló, es el queso Brie, que es «muy maluma», mientras que el arándano es «muy takete».

«La idea es que le des a los participantes dos platillos de comida y les digas que uno es takete y otro es maluma, pero sin especificar cuál es cuál hasta que lo coman».

El equipo podría también, de acuerdo con el investigador, crear deliciosas y sonoras nuevas palabras para los platos del restaurante de Blumenthal.

«Aún no hemos decidido cuáles usar», dijo Spence.

Fuente: BBC

ocd_picQuien haya visto «Mejor, imposible», la película con Jack Nicholson, conocerá una versión moderada de un obsesivo compulsivo. Para contener sus desbordes de ansiedad, Melvin repite rituales: apaga y prende la luz una, dos… cinco veces; tira el jabón cada vez que se lava las manos; lleva cubiertos de plástico al restaurante; enloquece cuando camina porque no «puede» pisar las uniones de las baldosas. En la vida real, cada vez se diagnostican más casos de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC): «Esclavos de sus pensamientos», los llaman los psiquiatras. Conviven con ellos casi 800 mil argentinos, por eso hablan de una «epidemia oculta». 

«El trastorno obsesivo compulsivo se caracteriza por la irrupción de pensamientos incontrolables (obsesiones) que provocan mucha ansiedad. Para neutralizar esas ideas y disminuir el malestar que generan, la persona ejecuta ciertas conductas repetitivas (compulsiones) que cumple como rituales», explica el psiquiatra Enzo Cascardo, coautor del libro «Trastorno obsesivo compulsivo y su espectro». 

Entre los obsesivos más frecuentes están los «lavadores y limpiadores», que como sienten que pueden contaminarse se lavan repetidamente las manos; los «ordenadores», que sienten la necesidad de ordenar según pautas rígidas, y los «verificadores», que sienten que deben inspeccionar todo para evitar una catástrofe (ver El top 3). 

Los más graves son los TOC «con ideas mágicas», que lo tienen quienes se atan a cábalas como un conjuro para evitar tragedias. «Tenía un paciente que sólo podía tomar el colectivo si antes pasaban el 10, el 60 y el 39, en ese orden; si no, sentía que algo terrible iba a pasar», cuenta Cascardo. Y están quienes tienen ideas obsesivas ligadas a la muerte: «Tenía un paciente que no podía subirse al 17 porque venía de Recoleta y lo asociaba al cementerio», dice Gustavo Bustamante, de Fobia Club. 

Aunque en menor o mayor medida todos nos identificamos con alguna de estas conductas, no siempre son para preocuparse: para que sea un trastorno, el ritual tiene que ocupar al menos 1 hora por día. Si un chico, por ejemplo, llena ollas con agua para evitar un incendio y con el tiempo deja de hacerlo, quiere decir que se procesó como un miedo normal. 

La psiquiatra Graciela Peyrú, presidenta de la Fundación Argentina de Salud Mental, dice que cada vez atienden más casos: «Los trastornos de ansiedad están aumentando en el país por el ritmo en el que vivimos y la inseguridad social que nos genera, por ejemplo, la amenaza latente de desempleo. Para tener un TOC hay que estar inmerso en estas condiciones sociales y además tener predisposición biológica y una cierta historia individual, como haber vivido situaciones traumáticas«. 

Los médicos lo ubican entre las patologías más inhabilitantes: «El trastorno tiende a agravarse porque la angustia no se procesa y los diques para contenerla empiezan a reforzarse. Así, la persona arranca verificando hornallas y termina sin poder salir hasta que las ventanas no están en un ángulo determinado», dice el psicoanalista Pedro Horvat. «Toda la vida social queda condicionada. Había un paciente que en su trabajo llenaba un formulario en el tiempo en que los otros llenaban 20 porque volvía a revisarlos. Engañaba a los de seguridad para que lo dejaran entrar los fines desemana para volver a verificar. Otros, en cambio, terminan perdiendo el trabajo porque viven cumpliendo rituales y llegan siempre tarde», dice Bustamante, A la familia, la tiraniza: «La sexualidad queda limitada: la sensación de contagio inminente hace que usen hasta cuatro preservativos juntos aunque tengan pareja estable». 

Los psicofármacos y la psicoterapia ayudan a salir del infierno, pero el diagnóstico llega entre los 25 y los 35 años: tarde, por la vergüenza y por el temor de cargar con el estigma de la locura.

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¿Quién dice que la ciencia es la única manera válida de explicar el mundo? El arte, y la literatura en particular, nos permiten igualmente aproximarnos a nuestra realidad para tratar de comprenderla. El escritor Eduardo Vilas acaba de publicar Libro de ciencias en el que ha seleccionado 16 relatos de autores clásicos en los que queda demostrado que se puede hablar de química, demografía o astronomía con un lenguaje literario. 

«El lenguaje científico y literario están tan alejados, hace tanto tiempo que no se tocan, que cuando uno de ellos plantea una pregunta, ya no acepta una respuesta, por muy exacta que sea, si no se da en su propio idiolecto», mantiene Eduardo Vilas, responsable de la recopilación de textos y pinturas del «Libro de Ciencias».

Editado por 451 Editores, «Libro de Ciencias» puede «producir rechazo a los que vienen de Letras, a no ser que tengan la paciencia de abrirlo; incluso de lejos, con la portada de (La noche estrellada, de Vincent Van Gogh), pudiese parecer casi un libro de arte», subraya a Efe Vilas, encantado de jugar con el equívoco. 

«Ahí está también -continúa- el encanto del libro», según este periodista apasionado por la divulgación científica y que desde hace tres años dirige «Hotel Kafka» en Madrid, un espacio en el que se presenta hoy la obra y que va «más allá» de las fórmulas taller, escuela o club literario. «Es todo eso y más», asegura. 

Con esta antología de ficciones sobre temas científicos, que «no podía ser otra cosa que una antología de excepciones», Vilas (San Sebastián, 1971) pretende dejar patente que la literatura en múltiples ocasiones descubre hechos que las ciencias han confirmado con posterioridad. 

Y como ejemplo pone el «De rerum natura» escrito por Lucrecio en el siglo I antes de Cristo, un escrito poético en el que este romano recoge el atomismo griego y en el que puede intuirse la base de la teoría de la selección natural y el origen de las especies que más tarde recuperaría Charles Darwin. La obra clave de la teoría científica de la evolución ‘El origen de las especies‘ tiene al mismo tiempo pasajes de gran belleza literaria. 

Pero aunque las Ciencias y las Letras «parezcan condenadas a hablar idiomas distintos», Vilas insiste en que «ambas descansan en la naturaleza metafórica del lenguaje». 

Y es que, según asegura en el «Libro de Ciencias», la física, la química o la biología no están tan alejadas de las humanidades pese a las dificultades de las jergas y a una educación que las separa. 

Dividida en tres capítulos (Ciencias formales, naturales y sociales), esta obra recopila textos de Lewis Carroll («Los dos relojes») para la lógica, Leopoldo Lugones («El descubrimiento de la circunferencia») para las matemáticas y Emanuel Swedenborg («Sobre la existencia de tres cielos») para la astronomía. 

Para la biología recurre a Herman Melville («Cabezas de ballenas»), mientras que para la física y la química los elegidos son Julio Verne y H. P. Lovecraft, con «La vuelta al mundo en 80 días» y «El alquimista», respectivamente. 

La geología corre a cargo de Thomas De Quincey («El sistema de los cielos»), la geografía física de Heinrich von Kleist («El terremoto de Chile»), la antropología de Esteban Echeverría («El matadero») y la demografía de Jonathan Swift («Una modesta proposición»). 

Vilas confía la economía a Edgar Allan Poe («Un hombre de negocios»), la historia aMarcel Schwob («Paolo Uccello, pintor»), la psicología a Léon Bloy («El buen gendarme») y la sociología a Franz Kafka («Informe para la academia»). 

Por último, la geografía humana recae en Bruno Schulz («La república de los sueños») y las ciencias políticas en Leopoldo Alas Clarín («La yernocracia»). 

En cuanto a la selección pictórica figuran obras de Francis Bacon, Bernardo Bellotto, Camille Bombois, Edward Thompson Davis, Henry Fuseli, Vincent van Gogh, Alexander Ivanov, Wassily Kandinsky, Ernst Ludwig Kirchner, Isaac Ilych Levitan, Antonello da Messina, Francis Picabia, George John Pinwell y William Turner. 

Fuente: Gaceta

Un nuevo estudio acaba de demostrar que el amor y el odio activan las mismas zonas en el cerebro

Científicos británicos descubrieron el mecanismo del cerebro humano que produce que odiemos a alguien. 

Y la zona donde se inicia esta poderosa emoción está íntimamente relacionada al área cerebral donde se produce el amor, afirmó la investigación llevada a cabo en la Universidad de Londres.

El estudio -publicado en la revista de la Biblioteca Pública de Ciencia, PLoS One– analizó a varios voluntarios que miraran fotografías de alguien a quien odiaban.

Descubrieron que se activaban una serie de circuitos cerebrales en un área del cerebro que comparte ciertas estructuras asociadas al amor romántico.

Pasión «interesante»

«El odio a menudo es considerado una pasión malvada que debe ser reprimida, controlada y erradicada» explicó el profesor Semir Zeki, del Laboratorio Wellcome de Neurobiología de la Universidad de Londres y quien dirigió el estudio.

«Pero para los neurobiólogos el odio es una pasión tan interesante como el amor«.

«Porque igual que el amor, el odio a menudo parece ser irracional y puede conducir al individuo a conductas heroicas o malvadas. ¿Cómo es posible que dos sentimientos tan opuestos conduzcan al mismo comportamiento?».

Esa es la pregunta que se planteó el profesor Zeki al iniciar este estudio, que es la continuación de otras investigaciones previas en su laboratorio sobre los mecanismos cerebrales del amor romántico y el amor maternal.

En el nuevo estudio Zeki y su equipo se concentraron específicamente en el odio que siente el ser humano hacia otro individuo.

En la investigación participaron 17 voluntarios, tanto hombres como mujeres, elegidos porque dijeron sentir profundo odio hacia otra persona.

Los científicos llevaron a cabo escáneres cerebrales mientras los participantes miraban tanto la fotografía de la persona odiada, como fotografías de rostros «neutrales» que les eran familiares. 

«Cuando miraban el rostro de la persona odiada -señalaron los autores- se produjo actividad en zonas cerebrales que puede ser consideradas el «circuito del odio».

Este circuito del odio incluye estructuras en la corteza y la subcorteza cerebral y tiene componentes que también se activan cuando se genera una conducta agresiva.

El cerebro funciona traduciendo estas señales de los circuitos cerebrales en acciones, como la planeación de movimientos del cuerpo.

Y el circuito del odio también está ubicado en una parte de la corteza frontal que se cree es muy importante en la predicción de las acciones de los demás.

Quizás, explican los científicos, esto es lo que nos hace actuar cuando nos enfrentamos a una persona odiada.

Odio crítico

Pero lo que más sorprendió a los investigadores fue descubrir que el circuito del odio también produce actividad en dos estructuras de la subcorteza cerebral: el putamen y la ínsula

Según el profesor Zeki «es muy interesante que el putamen y la ínsula también se activan con el amor romántico«.

«Pero no es tan sorprendente considerando que el putamen también podría estar involucrado en actos agresivos en un contexto romántico, como en situaciones donde un rival presenta una amenaza».

Los investigadores también descubrieron una diferencia importante en la actividad cortical que producen tanto el odio como el amor.

«Mientras que en el amor grandes partes de la corteza asociadas al juicio y razonamiento se desactivan, con el odio sólo se desactiva una pequeña zona», explicaron los autores.

Los investigadores creen que esto es sorprendente si consideramos que el odio también es, como el amor, una pasión que nos consume totalmente.

Pero mientras que en el amor romántico el amante pocas veces es crítico o juzga a la persona amada, en el contexto del odio, el que odia utiliza su criterio y es calculador para hacer daño, herir o vengarse de la persona odiada.

Otra diferencia es que el amor romántico está dirigido a una sola persona, pero el odio puede ser experimentado contra varios individuos o grupos, como en el caso del odio racial, político o sexual.

El profesor Zaki y su equipo planean ahora centrar sus investigaciones en estas diferentes variedades del odio.

Fuente: BBC

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Nota no tan a pie de página

A mis estimados lectores y amigos y a los que me visitan por primera vez sólo quiero informarles que por motivos ajenos a mi voluntad me ha sido imposible postear estos últimos días, cosa que me hace falta… no saben cómo!!!, pero realmente hay cosas que han requerido mi atención y tengo que atenderlas. Espero poder hacerlo la próxima semana o antes si es posible al igual que responder a los comentarios que me han hecho.

Hasta pronto!

Unas cartas escritas por Einstein en donde expone sus puntos de vista con respecto a como lidiar con una Rusia beligerante, así como otras en las que califica de “tonterías” la afirmación de que sus teorías son difíciles de comprender, serán subastadas en Londres el próximo jueves. Una subasta que traerá mucha publicidad si se recuerda la última carta de Einstein que se subastó por 170.000 libras esterlinas en Mayo pasado en la que el científico califica a las religiones de “supersticiones infantiles”, el “producto de la debilidad humana”. 

En este grupo de cartas Einstein se muestra como todo un diplomático. Sus consejos para lidiar con Rusia resuenan con la manera en que los gobiernos occidentales han manejado la invasión de Georgia por parte de la Unión Soviética. Pero de la misma manera no deja de ser fulminante contra los “periodistas superficiales” que según él son incapaces de comprender sus teorías. 

Las cartas a subastar corresponden a la comunicación epistolar que mantenía Einstein con el psicoanalista Walter Marseille quién lo contactó para promover su idea de un gobierno mundial en un artículo llamado A Method to Enforce World Peace (Un método para promover la paz mundial) que también fue enviado a Bertrand Russell. 

En 1948 Einstein le respondió a Marseille lo siguiente: “Lo mejor es hacerle ver a Rusia que no se logra nada con la agresión, más bien mostrarle los beneficios de formar parte de un gobierno mundial: de esta manera la actitud de Rusia probablemente cambie y esté dispuesta a unirse a este proyecto voluntariamente”

En otra misiva posterior Einstein de nuevo propone el acercamiento diplomático: “La actitud de los rusos, me parece a mí, muestra claramente que ellos están profundamente preocupados acerca de la situación militar industrial y que estarían dispuestos a hacer concesiones considerables dentro de un ambiente de flexibilidad”. 

En una tercera carta escribió: “Desde mi punto de vista resulta mucho mejor, moral y prácticamente hablando, intentar un estado de cosas en que los rusos, actuando en interés propio, encuentren preferible abandonar sus posiciones separatistas”. 

Simon Luterbacher, quién es el encargado de la venta para Bloomsbury Auctions, afirmó que las cuatro cartas a Marseille ofrecen una visión de la postura de Einstein frente a los asuntos mundiales de la época. “Pienso que Einstein estaba muy abierto a la idea de llegar a un acuerdo con Rusia, que es posible aprender a vivir con ellos” Según Luterbacher en estas cartas Einstein simplemente estaba expresando su opinión personal con respecto a estos asuntos, la intención no fue nunca hacerlas pública. 

Dentro de este grupo de correspondencias se encuentra una carta escrita a mano a Adrien Wils, un miembro del público que le escribió a Einstein criticando su “teoría de la relatividad”. En la carta de respuesta a Wils, la cual nunca se expuso a la venta, Einstein refutó la idea de que su teoría fuese equivalente al relativismo moral. Escribió: “Este tópico no tiene nada que ver con la afirmación superficial de que ‘todo es relativo’ … la teoría de la relatividad no es, por lo demás,  una teoría filosófica sino una puramente física”. En la misiva Einstein culpó a los periodistas por no ser capaces de comprender uno de sus logros científicos más importantes. “Esa tontería de que la teoría de la relatividad es extremadamente difícil de entender es un completo disparate promovido por periodistas superficiales”. 

Hablando de la correspondencia epistolar de los distintos científicos Harvey Brown, biógrafo de Einstein, afirmó que éste debió haber tenido muchísima correspondencia por responder pero seguramente hacía lo necesario para contestarle a todos. Incluso le respondía a los niños que le escribían. 

Luterbacher espera que la carta de Wils se venda por 6.000-8.000 libras esterlinas, y las cuatro de Marseille por 6.000. 

En el 2007 una carta de Einstein sobre el gobierno mundial se subastó por $9.000 (5.000 libras esterlinas). Un ensayo científico de 6 páginas, más una carta,  se vendió por 300.000 libras esterlinas.

Fuente: The Guardian

El posible aumento de las temperaturas y las lluvias en el planeta le servirán a virus, bacterias, parásitos, mosquitos y garrapatas para afectar cada vez a más gente. Ya la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN es su sigla en inglés) difundió una lista con la «docena mortal» de organismos patógenos que dañarían tanto la salud de humanos y de animales como la economía mundial.

En la lista figuran desde la tuberculosis o las mareas rojas hasta otras menos conocidas como la enfermedad del sueño. «La mejor defensa es una buena ofensiva: monitorear la vida silvestre para detectar cómo estas enfermedades se desarrollan para que los profesionales médicos puedan prepararse para mitigar el impacto», escribieron los autores del informe.

Fiebre del Valle Rift

Se trata de una enfermedad causada por un virus que se identificó por vez primera en 1931 en una granja del Valle de Rift, en Kenia. Se transmite al humano por el contacto con sangre u órganos de animales infectados o por mosquitos. En 2000 se confirmaron fuera del continente africano (en Arabia Saudita y Yemen), y se teme su propagación hacia otras zonas de Asia y a Europa.

Tuberculosis

Afecta a 10 millones de personas en el mundo. También a animales como los leones y búfalos del Parque Nacional Kruger, en Sudáfrica. El cambio climático podría favorecer el contacto entre el ganado y los animales salvajes. Como consecuencia, aumentaría la tuberculosis.

Enfermedad del sueño

La causa un parásito que es pariente del que produce la enfermedad de Chagas. Se trata de un mal que afecta más a zonas del Africa subsahariana. Por el cambio del clima, podría modificarse la distribución de la mosca tsé-tsé, que es la que transmite el parásito.

Mareas rojas

Estas excesivas proliferaciones de microalgas en los estuarios o el mar generan toxinas que son peligrosas para los animales marinos y para los seres humanos. «Las variaciones de temperatura tendrán, sin duda, un impacto, de momento impredecible, en este fenómeno de la naturaleza», aseguró el informe de la UICN, que se dio a conocer en Barcelona.

Fiebre amarilla

Hubo un brote el verano pasado en el noreste de la Argentina. También afectó a Paraguay y Brasil. Hubo varias muertes. Esta fiebre es transmitida por mosquitos, que también enferman a los monos. Las poblaciones de mosquitos podrían crecer por el aumento de las temperaturas.

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Usted percibe objetos que nadie ve. El tropezarse con el pie de cierta manera es para usted una señal de que su carrera va por buen camino. Una broma en la oficina es la prueba de que están conspirando contra usted. Siente una necesidad urgente de poner todo en su lugar preciso. ¿Será que llegó el momento de pedir una cita con el psiquiatra? No se asuste. Usted no es (necesariamente) esquizofrénico, obsesivo compulsivo o cualquiera de los otras patologías psiquiátricas. Usted es solamente un inversionista mal informado en un mercado riesgoso, o el sobreviviente afortunado de un accidente de carro, un estudiante que acaba de entrar a la universidad o quizás un pescador primitivo del pacífico sur. 

Una nueva investigación llevada a cabo por Adam Galinsky en el Kellogg School of Management de Northwestern University en Evanston, Illinois en colaboración con Jennifer Whitson de la Universidad de Texas en Austin explica porqué algunas personas se sienten atraídas por la superstición, los rituales y las teorías conspirativas. 

El estudio publicado en la revista Science sostiene que en general las personas buscan darle sentido e imponer un orden a un mundo lleno de incertidumbre buscando alcanzar un sentimiento de poder y control. Esta búsqueda de estructura puede a veces llevarnos a engañarnos a nosotros mismos viendo y creyendo cosas que simplemente no existen. 

“Estábamos interesados en aquellos que dicen haber visto a la Virgen María en manchas de telas o que creen en teorías conspirativas acerca del asesinato de Kennedy”, sostiene Galinsky. “Estos pueden parecer fenómenos distintos pero tienen en común el hecho de encontrar relaciones significativas y coherentes en estímulos sin ninguna conexión. Todas estos fenómenos son reducibles al mismo proceso” 

A través de una serie de 6 experimentos los investigadores mostraron que los individuos que sienten que carecen de control eran más propensos a ver imágenes que no existen en la realidad, a percibir conspiraciones y creer en supersticiones

“Mientras menos control las personas sienten que tienen sobre sus vidas más tendencia tendrán a intentar obtener ese control a través del pensamiento”, afirma Galinsky. 

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Ejercicio para determinar cual hemisferio cerebral es el predominante¿Hacia qué lado gira la bailarina?

Cada uno de nosotros percibirá que gira hacia el lado dominante de nuestro cerebro. Es decir, si eres diestro, girará hacia la derecha. Y zurdo a la izquierda. Esto es porque el hemisferio cerebral que domina percibe de inmediato y mas rápido el estímulo; sin embargo, esto no significa que no puedas ver que gire hacia el otro lado. Sigue leyendo . . .

TIPS para ver que gira hacia el otro lado:

1) Parpadea algunas veces, suficiente para que veas que en alguno de esos parpadeos cambia de dirección.

2) Enfoca tu mirada en la esquina superior derecha de la pantalla y veras que cambiará la dirección.

Así permitirás que tu otro hemisferio asimile la imagen y la traduzca.

PARA FINALIZAR  . . .

Algunas personas veran que gira a un lado en particular, otras veran que gira hacia ambos lados alternadamente, ¿qué significa esto?

Aparentemente el ser capaz de percibir la figura girando hacia ambos lados alternadamente pudiera expresar que el cerebro está más desarrollado y que la creatividad y el Coeficiente Intelectual pueden ser más alto que lo normal. Haz la prueba!

Vía dominiumundi